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Fuente: https://www.bloomberglinea.com/2022/06/24/petro-se-suma-al-bloque-de-izquierda-regional-cual-es-el-rumbo-de-latinoamerica/

Izquierdas diversas

Agustín Haya de la Torre

Publicado: 2022-07-08

Los triunfos de candidatos de izquierdas en Chile y Colombia les sirven a ciertos analistas para anunciar una catástrofe en América Latina.

Parte imprescindible de la confusión consiste en homologar con dichas izquierdas al esperpéntico y corrupto gobierno de Pedro Castillo.

Así tratan de impedir que se reconozca la trayectoria de los nuevos mandatarios, en la mayoría de los casos, líderes con larga experiencia política democrática.

El nuevo giro

El soponcio que impregna el ánimo del nuevo macartismo tomó vuelo con el triunfo de Andrés Manuel López Obrador en México.

Avanzado buena parte del sexenio, los negros nubarrones de los adivinos se esfuman. AMLO no solo goza de buena salud, sino que en realidad es consecuente con su larga trayectoria política, siempre vinculado a la profundización de la democracia y las políticas sociales.

Este abogado y escritor tabasqueño militó en el PRI desde su juventud, para luego adherirse a la disidencia que encabezaron Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo contra la imposición fraudulenta de la presidencia de Carlos Salinas de Gortari.

Varias veces candidato a gobernador y luego alcalde de la capital mexicana, es recordado por su magnífica labor, tanto en la construcción de infraestructuras como en la gestión de políticas sociales.

Un dato interesante para los extravíos locales fue su costumbre de dar conferencias de prensa todos los días a las seis de la mañana. Ahora para alivio de los cronistas las hace solo una vez por semana.

Dejó el cargo con gran popularidad, que mantiene en índices apreciables en estos cuatro años de gestión presidencial; que los podría sostener si no vuelve a pelearse con sus abuelos españoles.

Quien levanta suspicacias y pronósticos nefastos de los agoreros es el recién electo presidente de Colombia Gustavo Petro,

Como ex integrante de la guerrilla del M19, suponen sus detractores que su objetivo es resucitarla para extenderla al resto del continente, como quería Hugo Chávez.

No se enteran que el M19 firmó la paz con el presidente liberal Virgilio Barco, en 1989, incorporándose desde entonces a la vida institucional.

La Alianza Democrática M19 intervino de forma decisiva en la elaboración de la Constitución de 1991, en cuya Asamblea ocupó la vicepresidencia con Antonio Navarro Wolf.

Petro, católico progresista, salió elegido parlamentario y luego ocupó la alcaldía de Bogotá.

Realizó una intensa gestión que acentuó políticas urbanas novedosas. Quiso cambiar el modelo de recolección de las basuras, lo que le valió una denuncia penal y una injustificada sanción que luego la justicia anuló.

Varias veces candidato a la presidencia, amplió sus alianzas con el Pacto Histórico para vencer.

Con Hugo Chávez las diferencias se acentuaron al criticar su actitud frente a los derechos humanos, así como su idea de basar el desarrollo en los hidrocarburos, “Fuerza de la muerte” lo llamó.

Centrado en su programa de paz, justicia social y justicia ambiental, y de capitalismo democrático, espera con su esquema dialogante abrir un período pacífico de larga duración.

Gabriel Boric, el joven presidente chileno nacido de las protestas estudiantiles con toda una generación dispuesta a renovar la política, es otro blanco preferido.

Afronta problemas serios por la influencia de ideologías plurinacionales en su entorno, que hizo que un violento grupo mapuche los reciba a balazos, obligándolo a retomar la presencia militar en la Araucanía.

El tiempo dirá si resulta capaz de corregir los errores iniciales, pero nadie duda de su vocación democrática.

El MAS, padre putativo del plurinacionalismo estatal, impulsa la modernización capitalista de Bolivia sin dejar de lado el sueño de la nación aimara más allá de sus fronteras.

La resurrección

La cereza que corona la coyuntura que aterra a los futurólogos es una muy probable victoria de Luiz Inácio Lula da Silva en las elecciones de octubre en Brasil.

Perder a un reaccionario impresentable como Jair Bolsonaro les suena muy caro a la extrema derecha.

El ex presidente no solo acumula una larga trayectoria como líder del mayor sindicato metalúrgico y como diputado, sino que en sus dos periodos triplicó el PBI y acabó con el 80% de respaldo en las encuestas.

En su dilatada carrera logró superar su origen humilde que le impidió incluso terminar sus estudios. Sin embargo, su clara inteligencia al ingresar como obrero lo hizo tomar un papel relevante en las demandas sindicales hasta convertirse en el dirigente más reconocido de los metalúrgicos.

Fundó el Partido de los Trabajadores que al principio tenía un aire radical que Lula fue modificando, al darse cuenta que para aspirar a la jefatura del Estado debía construir alianzas más amplias.

Luego de tres candidaturas fallidas se alió con sectores de la derecha y pudo ganar por fin la presidencia en el 2002, gobernando por dos periodos consecutivos.

Organizó programas sociales exitosos como Bolsa familia y consiguió sacar de la pobreza extrema a 30 millones de brasileños. Aunque le tocó convivir con el folclórico “socialismo del siglo XXI venezolano” supo que su misión era fortalecer el papel de Brasil en el mundo como potencia emergente.

Sus adversarios lo comprometieron en un caso de corrupción de la empresa Petrobras que lo llevó durante más de año y medio a prisión.

Su sentencia fue finalmente anulada lo que le permite volver a presentarse.

Para la ocasión ahora incluye como vicepresidente al líder de la centroderecha brasileña Geraldo Alckmin, ex gobernador de São Paulo.

Harina de otro costal

Un caso muy distinto es el de Alberto Fernández. El peronismo, casa matriz del populismo latinoamericano, es un impresionante fenómeno político de más de 70 años de existencia. Una especie de movimiento cuántico que puede estar en la izquierda o en la derecha a la vez. Sustentado en un poderoso movimiento sindical vuelve al poder una y otra vez.

En las actuales circunstancias para variar la disputa entre el presidente y su vicepresidenta, la siempre intensa Cristina Fernández de Kirchner, atraviesa la base popular del peronismo en una dura confrontación para definir la nueva candidatura presidencial.

El que no entra ni de casualidad en el plantel de las izquierdas progresistas es Pedro Castillo y mucho menos Perú Libre, defensor de las dictaduras de Cuba, Nicaragua y Venezuela.

Anclados en una izquierda reaccionaria, que no entiende los valores republicanos ni el estado constitucional de derecho, sirven como espantapájaros para los incautos.

La nueva hornada de las izquierdas democráticas aparece también alejada del extraviado chavomadurismo, que asfixia a Venezuela en la pobreza y la expulsión de millones de sus habitantes.


Escrito por

Agustín Haya

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