#ElPerúQueQueremos

Alianza pirata

Agustín Haya de la Torre

Publicado: 2022-02-18

Cuatro gabinetes, una veintena de ministros renunciados, una persistente baja calidad de los escogidos, terminan por provocar un grave desgobierno.

En realidad no puede calificarse como sorprendente. Durante la campaña el entonces candidato Pedro Castillo anunció con claridad que no le gustaban para nada los organismos reguladores. Su enemistad con las entidades encargadas de supervisar el transporte, la educación, recaudar impuestos resultaba evidente. Proclamaba explícitamente que se anulen las pruebas de ingreso a las universidades y los exámenes para el ascenso de los docentes, incluso se oponía a la erradicación de los cocales del narcotráfico.

A nadie debió extrañarle el pésimo nivel de sus propuestas, evidente desde que presentó a su equipo de gobierno en el debate de la segunda vuelta. Sus adalides, un experto en economía que se dormía, un señor que divagaba sobre el uso del agua en el campo, otra dama que no tenía la más pálida idea sobre ecología, mostraron una improvisación patética.

Podríamos afirmar que en tal sentido, su administración encaja como anillo al dedo con sus lineamientos de campaña.

Perú Libre, el partido que lo cobijó, definido como marxista leninista, señala como su consigna principal la convocatoria de una Asamblea Constituyente de carácter corporativo, basada en gremios y organizaciones reconocidas por el poder como representantes del pueblo. Sus delegados serán elegidos por cada sector particular y no por sufragio universal.

Apuntan abiertamente a reemplazar el Estado social y democrático de derecho por un poder de gremios sectoriales y de identidades etnoracistas sometidos al gobierno.

Tal planteamiento no prospera ante la indiferencia de la gran mayoría de la población, aunque remarca la tendencia autoritaria y antidemocrática de sus ideólogos.

La segunda vuelta eligió al profesor de Chota por el efecto del voto negativo. La mayor proporción de los electores votaron en contra, ya sea de la corrupción representada por el clan Fujimori como por el peligro comunista del marxismo leninismo de Perú Libre.

Una vez en el poder, Castillo promovió una rápida alianza con el Movadef, el brazo político de Sendero Luminoso. Intenta así contrastar de alguna manera el peso parlamentario de los adherentes a Vladimir Cerrón, secretario general del partido, sentenciado a su vez por actos de corrupción como gobernador de Junín.

Mientras lo monta con los activistas de Sendero-Movadef, consiguió el veloz respaldo de Juntos por el Perú y el Frente Amplio. Tal coalición duró medio año, hasta que el impresentable tercer primer ministro acabó por avergonzar al propio mandatario.

En el cuarto consejo de ministros, dejó sin cargo al eficiente ministro de salud, Hernán Cevallos, del Frente Amplio, sin duda el único que cumplía sus tareas.

De paso aprovechó para librarse de otros dos vinculados a la ex candidata presidencial Verónica Mendoza.

Pese a ello, la coalición que integraba Mendoza, en el último reparto de ministerios, llega a copar cinco carteras.

Buen negocio de un agrupamiento de minucias, que con apenas cinco parlamentarios controla la cuarta parte del gabinete y varios puestos públicos de alto nivel.

Tanto poder deviene de que con su bancada suman 45 parlamentarios impidiendo que la oposición alcance los 87 votos necesarios para la vacancia, pues, agregando sus 5 votos a los 37 de las facciones de Perú Libre más los de los otros tres tránsfugas, llegan a la imbatible cifra mientras sigan unidos. Entonces no podrá hablarse de vacancia o de elecciones generales.

A tal correlación podrían agregarse congresistas itinerantes de Alianza para el Progreso, Podemos, Somos Perú o Acción Popular, incluso de la extrema derecha, siempre atentos a las dádivas del poder.

El problema de fondo es que la alianza gobernante más la mayoría de fuerzas llamadas de oposición, reflejan el peso adquirido en la política por las economías informales o abiertamente delictivas.

La informalidad junto con la criminalidad controlan más de las tres cuartas partes del aparato productivo en el país. Con dicho poder configuran sus propias representaciones sociales y políticas provenientes de diversos sectores económicos y de servicios. La situación llega al extremo de la existencia de zonas fragmentadas en el territorio nacional controladas por el poder de los narcos o de la minería del oro ilegal.

El fenómeno no es nuevo, pero se consolida en el último lustro. Ello da a lugar a lo que Michelangelo Bovero denomina kakistocracia, el gobierno de los peores (1). El politólogo italiano retoma una vieja clasificación que proviene de Platón y Polibio como degeneración de la democracia.

El narcotráfico de cocaína y látex de amapola, la enorme extracción de oro, la tala de maderas finas sin control, el contrabando, el transporte informal, el tráfico de personas, el mercado libre de divisas, son ingentes fuentes de recursos que mueven la economía y se expresan políticamente.

Así Castillo, junto con buena parte de las fuerzas políticas, expresa a dichos sectores. Por eso pueden concordar en una alianza de piratas compuesta por una izquierda retrógrada y una derecha sin bandera, que coinciden en desmontar los organismos reguladores y las instituciones con autonomía del estado de derecho supervivientes.

Yerran pues quienes desde el paternalismo o el patrimonialismo adoptan criterios indigenistas, campesinistas o pobristas para legitimar al nuevo régimen. O peor aún justificar el puesto público concedido.

El mal gobierno nos avergüenza ante el mundo. En el último ranking de las democracias de la revista The economist el Perú aparece en el puesto 71 como una democracia defectuosa al límite de pasar a ser un régimen híbrido (2). Aunque el alto precio de los minerales y el enorme peso de las economías criminales mantienen las cifras macroeconómicas en un nivel interesante.

Lo que se debilita en extremo es la gestión pública, la calidad de la administración, el abierto deterioro de bienes públicos como la educación, la salud o las infraestructuras.

El país queda a la zaga de la sociedad del conocimiento, de un mundo que avanza a pasos acelerados a una nueva fase de la civilización, imposible de seguirle el ritmo con estas fuerzas políticas de tan baja calidad y peor educación.

Notas:

(1) Bovero, Michelangelo (2002), Una gramática de la democracia. Contra el gobierno de los peores, Madrid, Trotta.

(2) Perú retrocede entre los países con “democracias defectuosas” en ranking The Economist. La República. https://larepublica.pe/mundo/2022/02/13/peru-retrocede-entre-los-paises-con-democracias-defectuosas-en-ranking-the-economist/


Escrito por

Agustín Haya

Sociólogo. Facebook: https://www.facebook.com/agustin.haya Twitter: @agustinhaya Publicaciones: https://goo.gl/gFdCC7


Publicado en

Agustín Haya

Blog de ideas democráticas y sociales.