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BOLA AL CENTRO

Agustín Haya de la Torre

Publicado: 2020-08-13

La casi unanimidad en el voto de confianza conseguida por el gabinete que preside el general Walter Martos sorprendió a muchos. Luego del fallido intento de Pedro Cateriano que provocó el alboroto mediático de la derecha, pocos esperaban un resultado tan contundente. 

Cateriano entró al Congreso decidido a plantear el programa de la CONFIEP. Días antes publicó un decreto supremo para vender las acciones de las pocas empresas estatales que quedan, entre ellas la apetecida Sedapal.

El fundador del Movimiento Libertad no percibió que hace un buen rato que el ánimo ciudadano ya no sintoniza con la narrativa neoliberal. Su desubicación llegó al extremo de tildar el tsunami de contagios y fallecidos por la peste, como “un pequeño rebrote”.

La presentación apuntó a la inversión en la gran minería, sin mayores consideraciones, junto a las prioridades del gremio patronal.

La tragedia que sufre la humanidad parecía tratarla con el cómodo pero obsoleto criterio del “dejar hacer, dejar pasar”. Algo así como que al que le toca morir le toca, falacia derivada de aquella otra que cree que “el mercado asigna los recursos”.

El eje minero financiero que hegemoniza la economía peruana, encontró su proyecto confrontado por la poderosa burguesía surgida de la educación lucrativa. dueña de sus propios partidos. Así, Podemos Perú, Alianza para el Progreso

más la mitad de Acción Popular le advirtieron que no permitirían cortapisas a su fuente de ingresos.

Fuerzas identitarias, como la confesional del Frepap o los militaristas racistas de Antauro Humala, al igual que el ecologista Frente Amplio, también lo rechazaron.

La no confianza desató una severa crisis de nervios en los medios vinculados a los oligopolios. Por momentos daba la impresión que un agujero negro nos tragaba sino se reparaba el agravio.

Felizmente el presidente se dio cuenta del error de cambiar de caballos en medio del río. Decidió regresar a su postura de centro social, con gente más sensata, que entiende mejor la dura realidad por la que pasa el país.

De tal manera, el experimentado general Martos, ofreció un discurso con prioridades claras, centrado en la pandemia y la reactivación económica.

Demostró con el voto favorable, que lo que más molesta a la gente a estas alturas no es solo el precario sistema de salud y las debilidades institucionales. sino que no se diga la verdad. Ya la ministra de Salud brindaba cifras terribles que nos llevan al primer lugar en el mundo de muertes por millón de habitantes a causa del veneno.

Por fin el Ejecutivo descubrió que debía forjar una política de alianzas en el Parlamento, donde carece de representantes. A la disuelta mayoría reaccionaria y corrupta, la reemplaza una diversidad de intereses contrarios a la plutocracia tradicional, Los anima en medio de la improvisación y la inexperiencia, cierto ánimo de cambiar las cosas, aunque entrecruzados por la demagogia y el despunte de una nueva burguesía nacional.


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Agustín Haya

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