#ElPerúQueQueremos

https://www.20minutos.es

SUICIDIO Y POLÍTICA

Agustín Haya de la Torre

Publicado: 2019-04-24

Brillante orador, notable estratega, abogado, gran patriota. Al intentar detenerlo, pidió permiso para redactar una carta. Cuando se encaró con sus perseguidores les dijo que solo les cabía el papel de Creonte. Cayó envenenado. Demóstenes no quiso afrontar la deshonra de la condena a muerte dictada por Antípatro, el opresor de Atenas. 

La historia registra en América Latina suicidios dignos, heroicos, de gobernantes o líderes enfrentados en guerras civiles, acosados por las oligarquías. Tal el caso de los presidentes chilenos José Manuel Balmaceda y Salvador Allende.

A fines del siglo XIX, Balmaceda, un gobernante que seguía el esquema portaliano, aplicaba un programa económico y social muy avanzado para la época. Impulsaba la construcción de vías de comunicación, escuelas, propiciaba la industrialización, protegía a los trabajadores. Quiso recuperar el salitre lo que irritó a la oligarquía, poderosa en el parlamento.

Sus adversarios lo vencieron a sangre y fuego, obligándolo a refugiarse en la legación argentina. A punto de ser capturado para torturarlo y asesinarlo, optó por eliminarse, no sin antes arengar a sus partidarios liberales a proseguir con las reformas.

El artero golpe militar contra Allende, líder de la Unidad Popular, socialista, demócrata, respetuoso del estado de derecho, marcó una época en el continente. Con los tanques y los aviones bombardeando el Palacio de La Moneda, tras horas de resistencia fusil en mano, decidió salir de la vida para entrar en la historia.

Su discurso por radio Magallanes en pleno asalto de la tropa, quedó como una página imperecedera, que alentó a los demócratas a no cesar en la lucha por reabrir las grandes alamedas.

En Cuba, Eduardo Chibás. El carismático líder del Partido Ortodoxo, se perfilaba como el gran favorito para las elecciones. En su programa de radio semanal denunció un desfalco en el Ministerio de Educación, pero no le alcanzaron las pruebas.

Avergonzado, en pleno programa, se pegó un tiro en la cabeza, cambiando la historia de su país. Un par de años después, un grupo de jóvenes militantes de su partido, entre ellos Fidel Castro, tomaron el cuartel Moncada el 26 de julio.

En Brasil el populista Getulio Vargas se mató en Palacio, enfrentado con la oligarquía del café con leche.

En Perú el comandante Gustavo Jiménez también murió por mano propia, después que sus tropas rebeldes fuesen derrotadas en Paiján, en marzo de 1933. El “Zorro”

participó en el golpe de Luis Sánchez Cerro contra Leguía. Ocupó un ministerio, al que renunció, pasando a la oposición.

Acorralado, sabiendo que lo esperaba el pelotón de fusilamiento, puso fin a su existencia de un tiro en la sien.

Suicidios en defensa de un ideal, de hombres que no quisieron ser ultrajados por los enemigos del pueblo. Ninguno agobiado por acusaciones de corrupción de la justicia, en plena democracia.


Escrito por

Agustín Haya

Sociólogo. Facebook: https://www.facebook.com/agustin.haya Twitter: @agustinhaya Publicaciones: https://goo.gl/gFdCC7


Publicado en

Agustín Haya

Blog de ideas democráticas y sociales.