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Absurda semana de representación

Agustín Haya de la Torre

Publicado: 2019-03-22

Los ideólogos del neo parlamentarismo peruano crearon una curiosa “semana de representación” que los acaba de meter en un lío del que no saben cómo salir. Estropeando el criterio que fundamenta la democracia representativa decidieron que para el caso debía ejercerse una vez al mes, durante siete días, asignándole otro pago específico. 

La prensa reveló que una cantidad importante de congresistas cobraban el monto dispuesto sin visitar su circunscripción. Incluso algunos viajaban al exterior, mientras que los limeños no salían pero igual cobraban. Aunque también recibían el varapalo, puesto que si andaban en el interior, sufrirían pública condena.

El enredo alcanza ribetes cómicos, pues unos mandan fotos de eventos en fecha distinta, otros niegan información para no proveer de municiones a sus adversarios. En tiempos de redes sociales o videos instantáneos, todo queda expuesto. Si en algún lado no existe internet o electricidad, mala suerte.

Los diseñadores del modelo prohíben las campañas proselitistas porque tal cosa sería “hacer política”. Así el extraño congresista peruano solo representa a sus electores y a la nación, durante una semana mensual. Encima no puede ir a su local partidario o realizar campaña electoral, porque a los devotos de la antipolítica se les ocurrió que deben ser neutrales.

Todo lo cual tira por la borda las bases de la representación política, incluido el mandato constitucional. El Marqués de Condorcet o John Stuart Mill deben revolverse en sus tumbas ante tanta barbaridad.

No entienden que tal función resulta inherente a su calidad de parlamentarios. Representan tanto a sus mandantes como a la nación, durante todo el tiempo que dure su mandato. No solo para el contacto directo sino mediante la participación en los debates de los asuntos públicos o en la formación de las leyes.

Cuando fiscalizan lo hacen porque ejercen dicha atribución. Solo personas muy alejadas del componente fundamental de la democracia moderna pueden desbarrar de tal forma.

El parlamentarismo en el Perú proviene de la soberanía popular recogida en la Constitución de Cádiz de 1812, inspirado aquél en las revoluciones liberales de los siglos XVII y XVIII. El sufragio universal lo perfeccionó, hasta que apareció el reglamento del Congreso actual.

Encima, como usan todo tipo de artimañas para no pagar impuestos, dividen el sueldo en dos o tres partes, donde esconden la inasible semana. A estas alturas deberían enterarse que la representación es permanente, ineludible, sustancial. Sobre todo sirve para hacer política.


Escrito por

Agustín Haya

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