En una decisión ilegal y desesperada el Fiscal de la Nación relevó de sus funciones a los fiscales encargados del caso Lava Jato. La inminente entrega de documentación clasificada por parte de la empresa Odebrecht así como el testimonio pactado para mediados de mes con más de una docena de ejecutivos, aterró a los corruptos. 

La información proveniente de los servidores encriptados más nuevas delaciones premiadas agotaron los nervios de los involucrados. Chávarry, acusado de integrar la banda de los “Cuellos blancos”, especialista en colocar trabas a las investigaciones, decidió pasar la línea, ubicándose sin tapujos al lado de la delincuencia investigada.

La crisis motivó dos medidas inmediatas. Por un lado el gobierno presenta un proyecto de ley declarando en emergencia al Ministerio Público y, por otro, los fiscales Rafael Vela y José Domingo Pérez impugnan la medida exigiendo que se reúna la Junta de Fiscales Supremos para solucionar la situación.

Vizcarra ya consiguió en ocasiones anteriores que el Congreso respalde sus propuestas, aunque no sin tropezones. Ahora juegan a su favor tanto la aparición de nuevas bancadas como la disidencia de su presidente. Daniel Salaverry puede inclinar la balanza en un saludable giro contra la corrupción que protege Fuerza Popular.

Todo lo cual no podrá conseguirse sin una amplia movilización ciudadana, que ya se vio reflejada en el referéndum. En particular cuando el 80% de los votantes aprobaron la no reelección de los actuales congresistas.

Queda claro que la dictadura parlamentaria que impuso el fujimorismo se encuentra seriamente debilitada. La decisión de Salaverry de hacer cumplir la resolución del Tribunal Constitucional impedirá que La Botica maneje el mismo número de comisiones. Incluso en la presente coyuntura su postura resulta abiertamente contraria a las maniobras del jefe del Ministerio Público.

La respuesta de los removidos puede darles resultado en la medida en que los fiscales supremos consigan lo elemental, que Chávarry, directamente acusado de ilegalidad, no participe en la misma

El intento de remoción de Vela y Pérez demuestra que las investigaciones están a punto de asestar el golpe decisivo. Lo saben los imputados, de allí que intenten quemar sus naves.

Al cierre de esta columna Pedro Chávarry agobiado por la presión popular y la decidida actuación del Ejecutivo, retrocedió reponiendo a los fiscales. Previamente los posibles reemplazantes rechazaron el encargo.

En el camino hasta Keiko Fujimori cambió de posición llamando a lo que queda de su bancada a respaldar la propuesta de Vizcarra. De paso dejó en el aire a sus admiradores alanistas.

Si algo de vergüenza le queda al Fiscal de la Nación, al publicarse esta nota ya debería haber renunciado.