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Agenda del Bicentenario

Agustín Haya de la Torre

Publicado: 2018-11-15

El Ejecutivo acaba de lanzar un extenso programa de obras y proyectos en diversos sectores para conmemorar los 200 años de la República. A tres años plazo la iniciativa resulta saludable, pues los gobiernos no tomaban una decisión acertada sobre tan significativa fecha. 

De hecho el primer esfuerzo nació cuando se formó el Centro Nacional de Planeamiento Estratégico, que luego de tres años de trabajo en conjunto con las organizaciones representadas en el Acuerdo Nacional, consiguió formular el Plan Bicentenario.

El clima político de entonces permitió lograr consensos muy sólidos para orientar el desarrollo hacia metas que mejorarán las condiciones para la realización de los derechos fundamentales.

Inspirado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas y en los primeros artículos de la Constitución, el primer plan estratégico de desarrollo nacional pretendía disminuir la pobreza al 10%, alcanzar un ingreso per cápita de 10 mil dólares además de reducir la desigualdad mejorando el índice de desarrollo humano

Pese al esfuerzo, a los dos meses de promulgado el gobierno siguiente lo relegó a segundo plano. Diluido el consenso de los años previos se retrocedió a las políticas sectoriales a las que se sumaban grandes inversiones decididas al margen del planeamiento estratégico.

El resultado no puede ser más oneroso. El 2017 la pobreza aumentó al 21,7%, creciendo en Lima, manteniéndose la pobreza extrema. El per cápita no llega a los 7 mil dólares, además de que el indicador de desigualdad se congeló en 0,44% y ocupamos apenas el puesto 89 en el IDH.

La anemia infantil creció de manera escandalosa y muchos otros indicadores sociales o económicos no solo no mejoraron sino que sufrieron un retroceso. El propio ritmo de crecimiento del PIB disminuyó, aunque ahora puede vislumbrarse cierta recuperación.

El afán de gobernar sin consultar, marginando el acuerdo, impidió coordinar los procesos. Por lo que la sociedad descubre que los gobernantes centraban su preocupación en los intereses de empresas que pagaban grandes coimas.

En la actualidad el Ceplan y el Acuerdo Nacional plantean articular la visión del país con los Objetivos del Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, previstos para el 2030. Entre otros, eliminar la pobreza, combatir los efectos negativos del cambio climático, promover la prosperidad, garantizar la paz- La Agenda 2030 requiere un esfuerzo concertado incluso a nivel internacional.

Si el Foro del Acuerdo y el Ceplan logran un compromiso real de los actores en el trienio, podremos confiar en que se retome el camino del desarrollo concertado, herramienta clave para vencer a la corrupción.


Escrito por

Agustín Haya

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