El primer día del nuevo gabinete de Mercedes Aráoz no fue muy feliz. Una evidente falta de educación y respeto a la igualdad de género, causó vergüenza ajena en la despedida de Marilú Martens, mientras que a otro flamante integrante le saltaban graves denuncias por violación de derechos laborales.

La jugada del gobierno ante la interpelación anunciada de la ministra de Educación, sorprendió a propios y extraños. Aplicando el artículo 133 de la Constitución de 1993, que permite al Consejo de Ministros plantear una cuestión de confianza cuando vea afectada su política, descolocaron la agresividad mostrada por Fuerza Popular.

De un certero mandoble, les devolvió la movida y los puso contra la pared. Al negar la confianza, se abre la puerta para que en una segunda censura se cierre constitucionalmente el Congreso, convocándose a elecciones en un lapso de cuatro meses.

Así, PPK consigue poner contra las cuerdas al fujimorismo, mientras refresca a su gabinete. Lo anecdótico lo puso en escena la dirigencia de la mayoría que no entendía lo que pasaba. Algún reconocido constitucionalista repetía erróneamente los artículos de la Carta de 1979, seguido por un sospechoso coro que suponía un serio error de interpretación del Ejecutivo.

Como carecen de cultura constitucional, Fuerza Popular descubrió tarde su incómoda situación. Tercos, insistían en su falta de lectura luego de la caída. Pretendían que ningún ministro volviese a su despacho.

Las trayectorias conocidas dejan la sensación de que más allá de cierta experiencia administrativa, hay temas de fondo en los que se vislumbra un claro giro conservador.

A estas alturas, resultan evidentes las campañas mal intencionadas contra Marilú Martens y Patricia García. El objetivo de removerlas forma parte de las políticas contra la igualdad de género y la salud reproductiva, promovidas por la extrema derecha clerical.

La salida de Marisol Pérez Tello, quizás el cuadro político más sólido del gabinete Zavala, no deja duda de su vínculo con el indulto a Fujimori.

PPK enfrenta, pues, los enredos de sus contradictorios enroques.