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Trump y sus amigos

Agustín Haya de la Torre

Publicado: 2017-05-05

Donald Trump cumplió cien días en la Casa Blanca, dejando intacta la capacidad de desconcertar a sus compatriotas y al mundo entero con sus atropelladas iniciativas. 

Fracasados sus intentos de avanzar en la construcción del muro fronterizo a costo de los mexicanos, o de evitar la migración de siete naciones islámicas, vio también naufragar, en la Cámara de Representantes, su proyecto de anular el sistema de salud y seguridad social creado por el gobierno de Barack Obama.

Como ningún otro presidente de los Estados Unidos, desde tiempos de Dwigth Eisenhower, alcanzó el más bajo nivel de aprobación en un lapso semejante. Además, desde el inicio de su mandato hasta el primero de mayo, logró movilizar en su contra, en decenas de ciudades de la Unión, a millones de personas reclamando derechos o reivindicando las políticas públicas del cambio climático.

Donde más temores causa es en la escena internacional. De andar metido en un enredo por su romance con Rusia, lo quebró tras el respaldo de Moscú al bombardeo con gases tóxicos lanzados por el gobierno de Al Assad en la guerra siria.

Ahora se le ocurre la gran idea de invitar al déspota de Pyonyang y al cruel presidente de Filipinas, a visitar Washington.

El “líder supremo” de la autarquía totalitaria de Corea, vive prácticamente de la amenaza constante de lanzar bombas atómicas sobre los EE. UU. Aunque muchos dudan de que tenga tal capacidad, sí pueden alcanzar Seúl y Tokio, causando una catástrofe que probablemente acabe con ellos mismos.

El juego no resulta fácil. Felizmente una apresurada orden a la flota nuclear acabó, gracias a un sensato almirante, con los barcos en Australia.

Encima con su chirriante diplomacia, decide invitar al sanguinario gobernante de Filipinas, responsable del asesinato de 3,700 presuntos traficantes, que mantiene desnudos a miles de presos mientras ordena “rehabilitar” a la fuerza a los drogadictos.

El tacto de Trump para escoger a sus amigos es de ida y vuelta. También se los gana a pulso. Así lo demostró Nicolás Maduro, obsequiándole medio millón de dólares para su toma de mando


Escrito por

Agustín Haya

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