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Modelo con pies de barro

Publicado: 2016-12-08

La última Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO) del INEI sobre población económicamente activa (PEA), revela que el 73, 8% trabaja en empleos informales, mientras que el 26,8% lo hace formalmente. Quiere decir que de un total de 15 millones 919 mil personas, más de 11 millones 620 mil laboran ilegalmente. 

Los datos corresponden al 2015, por lo que comparados con la anterior investigación del 2010, dan como resultado una reducción de la informalidad de apenas el 3,9 %.

Mientras que en el sector urbano la informalidad alcanza el 65,9%, en el campo sobrepasa el 95%. Un dato clave indica que los más de once millones y medio de ilegales, contribuyen apenas con el 19% del PBI, mientras que cuatro millones de formales suman el 81% del producto bruto.

Las cifras desnudan la realidad de una economía insuficiente que origina una sociedad inestable, donde la gran mayoría de la población trabaja al margen de las leyes, sin pagar impuestos ni recibir servicios sociales adecuados. Ello marca de manera muy clara las características de la sociedad peruana actual. Si la abrumadora mayoría no recurre a la legalidad, es evidente que vive en la anomia, con poco o ningún respeto por instituciones que no le sirven en su vida cotidiana.

Ello explica la debilidad tanto del Estado como del capitalismo peruano. Predomina la inmediatez de la sobrevivencia. Tanto así, que en sectores como agricultura, pesca y minería, apenas el 6% trabaja legalmente. El resto, a su leal saber y entender.

La encuesta del INEI vuelve a traer por tierra el discurso “emprendedor”, que vende la falsa idea de que las pequeñas y medianas empresas sustentan la economía nacional. Falso, apenas contribuyen con menos de un quinto del PBI.

Se trata de oficios de sobrevivencia, en los que las personas se ocupan de manera diversa, desempeñando varios a la vez, en intensas jornadas laborales. En la mayoría de los casos no conocen el descanso regular, pues sus magros ingresos los obligan a saltar de una ocupación a otra.

La sociedad que el molde neoliberal genera, resulta sumamente desigual en cuanto al ejercicio del empleo. Lo formal, donde se concentra la riqueza, ocupa a menos de un tercio de la PEA. Allí también los salarios son desiguales, la estabilidad relativa, sin que nada asegure una ocupación exclusiva.

El mundo del trabajo ilegal, llamado piadosamente informal, aparece disfrazado con la ilusión de que, tarde o temprano, los emprendedores serán millonarios.

En realidad, el esquema neoliberal resulta más un sálvese quien pueda y como pueda, que algo consistente. Si a ello le añadimos los malos servicios públicos, arrinconados por el lucro, concluimos que la precariedad más la anomia que deviene, caracterizan el patrón dominante.

El filósofo coreano alemán Byong Chul Han, sostiene que hemos pasado de la sociedad del rendimiento a la sociedad del cansancio, donde el neoliberalismo propicia la autoexplotación que desgasta sin futuro al homo laborans.


Escrito por

Agustín Haya

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Agustín Haya

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